FISGONEO CULTURAL
Por Hiram Alvarado Domínguez
Ciudad Universitaria recién había empezado a tener movimiento, sus aulas vacías se llenaban y se hablaba de epistemia pero no todos los lugares del campus se tratan sobre eso, algunos escondidos y otros llamativos incentivan a un pensamiento que no es académico o dogmático y aquí alza la mano el Espacio Escultórico.
Más cerca de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) que de la zona del Centro Cultural Universitario (CCU) se halla una obra artística-arquitectónica que a su vez está en la Reserva Ecológica del Pedregal.
La entrada perfectamente iluminada por un sol joven sin obstáculos nebulosos da tintes apaciguados fuera de los común en la Ciudad de México, alejado de toda realidad metropolitana, apartado del ritmo agotador citadino da la bienvenida con adoquines analógicos a seis obras que se encuentran en el Paseo de las Esculturas que está cruzando la calle.
Ocho conejo, corona del Pedregal, coalt, colotl, variante de la llave de Kepler y Ave dos avisan que estás por entrar en un sitio atípico, anuncios propios de la Reserva alertan de la flora y fauna y uno que otro de “Universitario ayúdanos a conservar este patrimonio natural”.
Una pareja continúa su rutina matutina corredora y otra señora su caminata y todo listo y puesto para apreciar el espacio circular.
El cielo despejado y sesenta y cuatro pirámides de cemento forman una perfecta circunferencia y su centro lleno de piedra volcánica de tres colores: lava negra, el anillo circular rojo de tezontle molido y los módulos de perla.
Cuatro pirámides ligeramente más separadas indicando los puntos cardinales hacen del Espacio Escultórico una quirúrgica simetría.
La tensión se libera en medida de que se empieza a rodear la obra, la música natural de los pájaros arrulla y magicaliza el lugar, acompañado de un sol no tan radiante con el contraste del frío característico de la Ciudad, el horizonte pleno y la marcha es espléndida hasta que se observa el panorama completo y como una mancha en una pintura hecha hace más de cincuenta años un edificio cercano que destruye la armonía del lugar: el H.
El Edificio H de la FCPyS inaugurado hace aproximadamente unos seis meses envuelto en polémica rompe con el land art y lo deja incompleto, la obra académico pudo con la obra artística y la minimiza, la sensibilidad se convirtió en rigidez y el land art se consumió por la urbanización.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) permitió arruinar uno de sus festejos de cincuenta años de autonomía en 1979 por un edificio de posgrado en la FCPyS, y sí, el Espacio perdió mucho aunque suene exagerado, porque este tipo de manifestaciones artísticas trabaja directamente con el horizonte y ahora tiene una mancha blanca.
A pesar de que se puede ignorar el edificio y mirar la bella Ciudad de México el H se llevó parte de la poesía y de la esencia, le quita algunos años a los dos mil años que tiene esta lava, arruina el festejo de la autonomía y ensucia el lienzo.
Quitar paz a un lugar en un país que la necesita es imperdonable.
Se termina la circunferencia y de nuevo al sitio donde empezamos, la recta de la salida despide con aires de nostalgia y Ocho conejo, corona del Pedregal, coalt, colotl, variante de la llave de Kepler y Ave dos se quedan atrás para seguir con la acelerada vida en conjunto del estrés estudiantil de la propia Universidad y ni se diga de la gigantesca Ciudad de México.